miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Cómo democratizar la Universidad Nacional del Sur?

 Trabajo presentado en el  
"Simposio argentino–latinoamericano:
Pensar la universidad en sus contextos. Perspectivas evaluativas. UNER 2011".


Eje temático: Estado, Política, Universidad y prácticas institucionales

Nombre de los Autores: Ernestina Martínez Gravino / Federico Martínez Gravino 

Institución de pertenencia: Universidad Nacional del Sur
Palabras claves: Autonomía – Institucionalidad - Democracia 
ISBN: 978.950.698.273.7
Link para descargar:  http://db.tt/GVoksyVt

¿Cómo democratizar la Universidad Nacional del Sur? 
Somos un grupo de estudiantes universitarios, de diversas carreras, que desde hace años hemos decidido participar en política dentro del ámbito de la Universidad Nacional del Sur (UNS). Representamos a los estudiantes en todos sus órganos de gobierno.
Del propio Estatuto de la UNS se desprende que su estructura de gobierno es  parlamentaria. Pero en la experiencia encontramos que esa palabra escrita se borra a medida que se practica.
¿Qué poder tienen los órganos de gobierno? ¿Qué posibilidades reales de autonomía existen? ¿Cómo establecer prácticas democráticas en el gobierno de la universidad que sean democratizantes de las relaciones al interior de la universidad y sus funciones? ¿Cómo condicionan los organismos “suprauniversitarios” (CONEAU[1], CIN[2]) la autonomía de la universidad? ¿Cómo se organizan las políticas universitarias y cómo se concilian con la autonomía de la UNS? ¿Dónde, quiénes y con qué criterios deciden esas políticas?
Preguntas que buscan dilucidar cómo es posible construir esas prácticas democratizantes en nuestra universidad. Lo cual abre un debate más amplio sobre cuáles son los límites a la autonomía universitaria y cómo influyen ese proceso de autonomía las políticas que afectan la relación Universidad-Estado.
Nuestra experiencia, como estudiantes y representantes en los órganos de gobierno de la UNS[3], nos ha enfrentado al funcionamiento práctico de la política dentro de la universidad, obligándonos a dejar de lado todo pensamiento idílico o ingenuo acerca de la actividad política y la participación estudiantil.
Personalismos, situaciones clientelares, abusos de autoridad, violación de Estatutos y normas, imposición de las mayorías, incumplimiento de las resoluciones del CSU, son algunas de las prácticas que se dan día a día en el gobierno de la institución. Estas situaciones están documentadas en las actas y resoluciones de los cuerpos colegiados, así como en las interpelaciones a las autoridades del Rectorado.
Hoy la UNS mantiene prácticas que distan de ser democráticas y que desequilibran las luchas internas propias del sistema democrático. Un ejemplo de estas prácticas es la existencia del voto calificado.
Nos referimos a “voto calificado” porque, en primer lugar, el Código Electoral de la UNS admite que una persona vote más de una vez si ella pertenece a más de un claustro, con una única excepción: los estudiantes. Es decir, si un Docente tiene además un cargo No Docente, se le permite votar tanto en el claustro Docente como en el No Docente. Y si también posee un cargo de Auxiliar de Docencia[4], ese profesor tiene la posibilidad de votar tres veces en una misma elección. Aunque si un estudiante tiene un cargo docente o no docente, sólo podrá votar en el claustro Estudiantil; hecho que dice mucho sobre la posición que la institución le da a sus estudiantes.
En segundo lugar, hablamos de “voto calificado” por la composición de los órganos de gobierno[5]. Los estudiantes tenemos una representación tal que cualquiera de los órganos de gobierno puede llegar al quórum necesario para sesionar sin la presencia de ningún representante estudiantil. Esto no es exclusivo de la UNS,  ya que proviene de los mínimos determinados por la Ley de Educación Superior, que además establece la inclusión de los Decanos como integrantes del CSU, pero se agrava por el hecho de haber diferenciado entre Docentes y Auxiliares de Docencia, por la inexistencia del claustro de Graduados; lo que en la práctica da como resultado una amplia mayoría de docentes en sus órganos de gobierno.
Entonces, desde los fundamentos de la democracia, el voto y la representación, la UNS tiene graves problemas que reafirman una cultura institucional autoritaria y la escasa posibilidad de realizar transformaciones por parte de los claustros minoritarios en representación, pero no así en número de votantes (nos referimos a los Estudiantes y No Docentes que constituimos el mayor número de votantes de la UNS y quienes menos representación tenemos, sin mencionar que el claustro de Graduados no posee representación alguna).
Además, la relación entre el gobierno de la universidad y las agrupaciones estudiantiles se encuentra en continuo conflicto porque mediante la violación de las normas internas, la imposición de la autoridad y la intervención en las actividades estudiantiles, las autoridades del Rectorado actúan en favor de aquellos grupos que se prestan a negociar su cuota de poder a cambio de favores. Estas situaciones violentan las relaciones entre estudiantes y crean un clima de enfrentamiento permanente entre los integrantes de la UNS.
Algo parecido sucede en la relación con los No Docentes. Mediante la manipulación de las negociaciones paritarias y el reencasillamiento de los trabajadores cercanos a la gestión durante el año 2008, se fracturó el gremio de los No Docentes, dividiéndose y creándose un nuevo sindicato de trabajadores que al día de hoy no ha sido reconocido por la patronal, a pesar de contar con más afiliados que el antiguo gremio.
Así, el funcionamiento irregular de la institución, violentada por la constante y desigual medición de fuerzas y la utilización de la universidad como plataforma de despegue hacia otras instancias del poder local, provincial o nacional, no es cuestionado y consigue discurrir en el tiempo, sin discusión alguna.
Este hecho debe enmarcarse en el contexto de la sociedad en la que se desarrollan las actividades de la UNS. La sociedad bahiense desalienta la participación crítica ante situaciones como las planteadas. Sirva como ejemplo el hecho de que Bahía Blanca se informa a través del multimedio de La Nueva Provincia que monopoliza las noticias locales, cuya línea editorial se caracteriza por la repetida defensa a la dictadura militar y la justificación del uso de la tortura. La UNS posee un convenio con el diario de este multimedio para mantener una sección especial de noticias universitarias (Uni2) y desde donde se muestra públicamente como un ente limpio, honesto e inmaculado, libre de toda puja de poder, que hace aún más difícil que estas realidades lleguen al ciudadano común, al pueblo.
El panorama se vuelve más complejo cuando se empieza a considerar la influencia de las estructuras “suprauniversitarias”, que demandan de la universidad la realización de determinadas acciones que no siempre se condicen con los intereses y las posibilidades de la institución.
Un primer ejemplo puede verse en la acreditación de carreras de la CONEAU[6]. Durante el proceso de acreditación, la UNS se ha visto obligada a aceptar condiciones que no controla, en las que depende de terceras organizaciones y que la obligan a poner a los estudiantes en situaciones de desamparo personal y legal.
Un caso claro de esta situación son las Prácticas Profesionales Supervisadas (PPS)[7] impuestas para todas las carreras acreditadas, que obligan a los estudiantes a trabajar en instituciones privadas, sin vínculos con la universidad, por un tiempo determinado que se contabiliza en horas. Sin la realización de la PPS el estudiante no se gradúa, por más que haya completado todas las instancias de evaluación que la UNS prevé. La universidad ha aceptado que se la juzgue incapaz de dar formación integral a sus estudiantes y ha accedido a depender de terceras organizaciones en las que no tiene influencia alguna.  La UNS, con más de 50 años de historia formando profesionales, y que supo ser reconocida como una de las mejores universidades de Latinoamérica, de un momento a otro necesita de terceros para acreditar la capacidad profesional de los que allí se forman. Podríamos remontarnos a esa historia y recuperar las experiencias de sus profesionales, de los antiguos integrantes de la institución, para preguntarnos: ¿qué cambió en la formación profesional para estar ante semejante situación?, ¿qué prácticas se realizaban en esos años y dónde?, ¿es realmente la PPS necesaria para la formación del profesional?, ¿qué formación da la PPS?, ¿qué autoridad se legitima con la realización de estas prácticas y a qué intereses responden?
Frente a la falta de ofertas de empresas que reciban practicantes, la Universidad obliga a sus estudiantes a trabajar sin recibir remuneración, en situación irregular y contraria a las leyes laborales; constituyendo así un excelente negocio para las empresas privadas, que de esa forma toman mano de obra altamente calificada a costo cero. ¿ Por qué la UNS no valora la formación que brinda a sus estudiantes y los obliga a someterse a esta situación de desamparo, en vez de presentarlos con orgullo como personal altamente calificado para puestos de trabajo que requieren formación universitaria?
Un segundo ejemplo de la influencia de los organismos externos se presenta en la relación entre la Universidad y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la representatividad del Rector.
La participación del Rector de la UNS en el CIN es discrecional y a título personal. Sin embargo, el CIN toma decisiones que afectan a la UNS y que podrían ser contrarias a sus intereses, expresados por la voluntad de los integrantes de los órganos de gobierno (AU, CSU y Consejo Departamentales), que son quienes verdaderamente debieran gobernar la UNS.
En este sentido, el CIN decide e interviene en cuestiones trascendentales, como la coordinación y normalización de los planes de estudio, la creación de nuevas universidades, la reglamentación de las pautas de acreditación, la representación de las universidades en las negociaciones paritarias, entre otras. La voz del Rector en este Consejo no representa en modo alguno la voz de la Universidad, dado que jamás se ha expedido su órgano decisor en ninguna de las cuestiones. Sin embargo, las decisiones del CIN y del Consejo de Universidades (CU) resultan vinculantes para la Universidad, a pesar de que estas decisiones fueron tomadas por “falsos” representantes de la voluntad de las universidades nacionales. Este hecho resulta una contradicción inherente a la propia Ley de Educación Superior (Ley 24.521), en tanto se vulnera la autonomía y autarquía universitaria garantizada por ella y por el Estatuto de la UNS.
En la UNS, donde el Rector nunca ha solicitado mandato al CSU, su participación en el CIN sólo se conoce por la información que él mismo administra y otorga con total discreción durante la apertura de cada sesión plenaria del CSU.
Por otro lado, la UNS tiene un perfil orientado sobre todo a la investigación y a la formación de investigadores, hecho que se observa tanto en los contenidos curriculares como en la cantidad de investigadores que tiene su planta y en la relación numérica entre carreras de grado y de posgrado[8]. Esto ha propiciado el acercamiento a otras instituciones extrauniversitarias como CIC[9], ANPCyT[10], CONICET[11] que también imponen condiciones a las universidades en lo que respecta a infraestructura, convenios, líneas investigativas; desdibujando los límites entre la universidad y la institución externa y produciendo además que las diferencias, distancias e intereses entre los docentes investigadores  y el resto de los integrantes de la UNS, en especial los estudiantes, se amplíe.
Con este incompleto recuento de situaciones queremos contextualizar las preguntas que motivan este trabajo y que creemos pertinente comenzar a pensar. Es necesario replantearse la organización de las universidades y sus sistemas de gobierno. Observamos una contradicción entre el sistema de gobierno establecido estatutariamente y lo que en la práctica se realiza, agravada por la intervención de los organismos externos que imponen condiciones y sobre los cuales las universidades no tienen poder de transformación.
Hoy la UNS tiene un sistema de gobierno que dista de ser verdaderamente democrático y da como resultado una institución que pareciera moverse más al ritmo de proyectos políticos o profesionales personales que siguiendo un proyecto colectivo, universitario o de país .
Por lo tanto, vale la pena preguntarse qué universidad estamos buscando y quién queremos que tome las riendas de decidir las políticas universitarias. Hay que preguntarse si se quiere universidades autónomas y, en tal sentido, reforzarlo debatiendo sobre autonomía de quién y para qué.  Además, como la institución educativa enseña no sólo lo estrictamente curricular, debemos enfrentar el debate de qué educación o formación profesional necesitamos como pueblo, ¿la UNS esta brindando la formación que necesitamos?, ¿a quién benefician estas prácticas universitarias?, ¿a qué intereses responde violación sistemática de la democracia universitaria en la UNS?
Algunas de estas cuestiones deberán ser resueltas en el ámbito propio de la UNS, pero resulta claro que existe un marco legal que las avala, cabe entonces preguntarse si estas prácticas van en el sentido del avance de la democracia que se vive en la sociedad.
Nos motiva la experiencia y nos impulsa la necesidad de respuestas. Creemos que esta no es la Universidad que necesitamos como país y que el hecho de mantener prácticas autoritarias perpetúa la dinámica del sistema, en tanto que garantiza que el poder continúe en manos de quienes no quieren que nada cambie.
Una pregunta más se suma a la lista y es la que de manera cotidiana buscamos responder: ¿de qué manera podemos hacer frente y evitar los abusos, las violaciones y, en definitiva, el autoritarismo que gobierna en la UNS? Es decir: ¿cómo democratizamos nuestra universidad?


[1] Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria.
[2] Consejo Interuniversitario Nacional.
[3] Quienes escribimos somos: Federico Martinez Gravino es estudiante de Ingeniería en Sistemas y Consejero Superior Universitario desde 2010. Ernestina Martínez Gravino es estudiante de Ingeniería Electricista, Asableísta Universitaria desde 2009 y expresidenta del Centro de Estudiantes de Ingeniería y Agrimensura de la UNS 2009.
[4] En la UNS el claustro de Graduados que prevé la Ley de Educación Superior ha sido constituido por los Auxiliares de Docencia (asistentes y ayudantes de cátedras).
[5] Composición de la Asamblea Universitaria:  36 Docentes, 10 Auxiliares de Docencia, 24 Estudiantes, 2 No Docentes. Quórum mínimo: 37 asambleístas. Composición del Consejo Superior Universitario:  el Rector, 7 Decanos, 9 Docentes, 3 Auxiliares de Docencia, 9 Estudiantes, 1 No Docente. Quórum mínimo: 16 consejeros.
[6] CONEAU: Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria.
[7] Consultar, por ejemplo, las Resoluciones de CONEAU Nro. 71, 621, 622, 623, 624, 625 y 626 del 2004 y las Resoluciones de CONEAU Nro. 67, 68, 69 y 70 del 2009.
[8] Según el anuario 2009, la UNS cuenta con una oferta académica de 45 carreras de Grado y 55 de Posgrado (20 Doctorados, 27 Maestrías y 8 Especializaciones).
[9] CIC: Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires.
[10] AGENCIA: Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
[11] CONICET: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica.